Los paisajes de las Islas Canarias son dignos de admiración. Cada isla cuenta con un paisaje singular que sorprende a todos los viajeros. Por ello, los miradores son necesarios para poder detenernos y observar las maravillas que nos rodean. En cada isla hay varios miradores desde los que tendremos unas vistas excepcionales, pero nombrarlos a todos sería interminable, por eso hemos seleccionado un mirador por cada isla, aquellos que creemos que te dejarán sin aliento.

 

Mirador de la Peña (El Hierro)

Situado sobre el risco de Tibataje, a 700 metros sobre el nivel del mar, tenemos el Mirador de la Peña, en el municipio de Valverde. Obra del artista lanzaroteño César Manrique, es el enclave perfecto para observar el Valle del Golfo. Situado en el norte de la isla del Hierro, desde este mirador podemos observar uno de los paisajes más impresionantes de la isla: la formación del valle es espectacular, los Roques de Salmor son de gran belleza, los viñedos, la vegetación y la Fuga de la Gorreta, un risco elevado a mil metros sobre el mar y por el que antes los pastores transitaban moviéndose libremente por los desniveles.

En el interior del mirador encontrarás un restaurante con una carta dedicada a la gastronomía de canarias.

 

Mirador de Abrante (La Gomera)

Inaugurado en el año 2013, este mirador situado en el acantilado de Abrante, a 620 metros sobre el nivel del mar, es una parada obligada en tu visita a la Gomera.

Sus impactantes vistas desde su mirador te dejarán sin aliento, y lo decimos literalmente. Hay una parte del mirador que no es apta para personas con vértigo. El mirador cuenta con una pasarela de vidrio de siete metros, la cual permite unas vistas hacia todos los lados. A nuestros pies queda el Valle de Agulo y en el horizonte se puede observar con frecuencia la silueta del Teide desde la isla de Tenerife. 

Accedemos a la pasarela desde el interior del mirador, que cuenta también con restaurante, el cual cuenta con unas vistas privilegiadas. ¿Te animas a recorrer este pasillo de cristal y dejar a tus pies a 600 metros de altura?

 

Mirador del Salto del Enamorado (La Palma)

También conocido como el Mirador de la Montaña. Cuenta la leyenda que aquí el amor cegó tanto a un pastor que perdió la vida en el intento de conquistar a su amada. La bella dama no parecía caer ante las insistencias del pastor y en un intento de alejarlo le desafió a dar tres saltos en el borde del precipicio con la ayuda de su lanza (vara que usaban los pastores para moverse por la dificultosa orografía del lugar). El joven, en su intento por conquistarla, aceptó el desafío. Los dos primeros saltos indicaban que iba a conseguirlo, pero en el tercero las fuerzas le fallaron, no se apoyó bien en la tierra y se despeñó por el barranco. Su cuerpo nunca se encontró y la doncella, sumida en el dolor y la culpa, perdió la cordura y permaneció el resto de sus días sumida en llanto. Por ello, la gente del lugar pasó a nombrar este lugar como el Mirador del Salto del Enamorado. Este mirador se sitúa en Puntallana, en el risco de Barranco de Nogales. Desde aquí se puede observar la parte oriental de la isla de la Palma, la laurisilva, dragos, cultivos y el océano. ¿Nos vamos a ver un amanecer desde este bello lugar? 

 

Mirador de Chipeque (Tenerife)

Si quieres apreciar un mar de nubes precioso, con la estampa del Teide al fondo, este es tu mirador. Situado en la montaña de Chipeque, a unos 1830 metros sobre el nivel del mar, se encuentra este mirador natural. Esta montaña se encuentra en la Cordillera Dorsal, el sistema montañoso más importante del archipiélago canario. Desde aquí, si no encontramos el mar de nubes, podremos ver el valle de la Orotava. Si miramos hacia atrás veremos el Macizo de Teno, pues tenemos unas vistas preciosas de toda la costa norte, desde Punta de Hidalgo hasta Teno. También es posible ver sobre el mar de nubes la silueta de la isla bonita, La Palma. Pinares y océano nos deleitan la vista desde este mirador que encontramos en la carretera que sube de la Esperanza hacia el Parque Nacional de las Cañadas del Teide. Cerca de este mirador tenemos el mirador de Chimague con vistas a Gran Canaria. 

 

Mirador Degollada de Becerra (Gran Canaria)

En Gran Canaria, la isla denominada por muchos “continente en miniatura”, encontramos diferentes miradores que valen la pena visitar, pero hoy hemos optado por hablar del mirador Degollada de Becerra. Este mirador ofrece una de las estampas más conocidas de la isla. Se dicen que aquí quedan los restos de los que era un gran volcán, de altura desconocida y que marcaba el centro de la isla. Miles de años han pasado en los que la erosión ha arrastrado los materiales a lo largo de los barrancos que surcan esta zona, dando forma al relieve y creando formas sinuosas. El Fraile, esa plataforma de piedra que vigila el Roque Nublo, junto al que encontramos una piedra con forma de rana. El Roque Bentayga se erige desde la caldera de Tejeda, el cual fue sagrado para los antiguos habitantes de la isla. Anímate y descubre este impresionante lugar que se encuentra entre la Vega de San Mateo y Tejeda, en la GR-150,3.

 

Mirador de Morro Velosa (Fuerteventura)

De esos lugares que el paisaje es tan inusual, tan árido, pero que no deja de sorprender. Colores ocres se extienden en el horizonte, entre montañas redondeadas, barrancos y llanuras. Un paisaje agreste, sin dunas ni núcleos turísticos a la vista. Este mirador se mimetiza con su entorno, como todas las obras que César Manrique diseñó. El artista supo escoger los colores que mejor se adaptaban al paisaje sobre la montaña de Tegu, en el Parque Rural Macizo de Betancuria. Desde aquí, si miramos hacia el norte podremos divisar el pequeño pueblo costero del Cotillo y la Montaña de Tindaya, mientras que si miramos al sur veremos la localidad de Antigua. En el interior del mirador podremos descubrir más sobre la geología de la isla, podremos ver una maqueta de Fuerteventura y también tomar algo en su cafetería.

 

Mirador del Río (Lanzarote)

César Manrique también fue el creador de esta extraordinaria belleza. Su arte se ve nada más adentrarnos en el interior. Usado como almacén de armas durante los conflictos bélicos entre España y Estados Unidos, el artista lanzaroteño supo sacar la belleza de este lugar. Un ejemplo de turismo sostenible, pues se procuró que el impacto visual fuera el mínimo. Una mezcla de arte y naturaleza desde el que se puede divisar el archipiélago Chinijo. La caída del precipicio del risco de Famara es imponente, pues se sitúa a 479 metros de altura. En el interior encontramos una cafetería donde podremos tomar algo mientras nos deleitamos con las vistas. Sin duda alguna, el interior sorprende a todo aquel que lo visita, pues se ve la mano de César Manrique en cada rincón.

 

 

Fotos de:
- traveler.es
- holaislascanarias.com
- aena.es
- informaciónturisticatenerfie.comoç
- hellocanaryislands.com

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