72 horas, o tal vez menos, ese es el tiempo que necesitas para enamorarte de la isla de los volcanes. Descubre Lanzarote en 3 días y déjate envolver por sus paisajes y siente cómo el calor de su tierra volcánica te reconforta y te hace conectar con su naturaleza salvaje.
Sin lugar a dudas el sur de la isla es uno de los mejores ejemplos de vulcanismo reciente que puedes encontrar en Canarias. Perderte entre las carreteras del interior rodeado de paisajes volcánicos, sintiendo el sol en la piel y el aire en la cara mientras te adentras en la zona volcánica. Venir a Lanzarote y no descubrir el Parque Nacional de Timanfaya es casi un delito. Podrás comprobar la naturaleza salvaje de los volcanes en erupción y cómo un paisaje tan agreste puede ser a su vez tan bello.
Tras esta impresionante visita y para ir abriendo el estómago, te recomendamos una visita a la zona de La Geria. No hay mejor lugar para degustar los vinos de Lanzarote acompañados de algunos quesos de la isla. Tendrás la oportunidad de descubrir la amplia variedad de vinos que allí se realizan.
Desde aquí y a poco más de 20 minutos encontrarás Playa Blanca, antiguamente un pequeño pueblo marinero que hoy se ha convertido en uno de los centros turísticos de la isla, especialmente porque en su costa se encuentran las Playas de Papagayo. Date un chapuzón, sumérgete a descubrir los fondos marinos o, simplemente, relájate cogiendo sol.
Es hora de ponerse en marcha, el sol comienza a caer, y a esta hora no puedes perderte el pequeño tramo de carretera que conecta las Salinas de Janubio con los Hervideros y El Golfo. Esta zona es perfecta para ver el atardecer mientras degustas algún pescado fresco acompañado de un buen malvasía volcánico.
Comenzamos nuestro segundo día en la isla. La tranquilidad y el relax son nuestros compañeros de viaje, por lo que después de desayunar con calma nos ponemos en marcha. Nuestra primera parada será la Fundación César Manrique donde nos haremos una idea del trabajo realizado por el artista a lo largo de la isla. Esta espectacular vivienda se ha convertido en el icono del artista en el que podemos ver la unión de arte y naturaleza que tanto ha caracterizado al artista.
Seguimos rumbo al norte para visitar el pueblo de Teguise, antigua capital de la isla, donde callejear por sus calles adoquinadas mientras contemplas la arquitectura tradicional es un placer para todos los sentidos. Aprovecha para tomar un café en cualquiera de sus terrazas, o visitar sus tiendas de artesanía. Va llegando el mediodía y el hambre aprieta, nada mejor que seguir camino de Haría donde podremos comer en alguno de los restaurantes de la zona y como postre recorrer el Valle de las 1000 palmeras a pie.
Terminar el día en el Mirador del Río es una buena opción, vistas inmejorables y un edificio que merece la pena ser visitado. Cada uno de sus detalles ha sido cuidado con esmero para dar al lugar un aspecto de amplitud y simplicidad perfecto. El atardecer desde su terraza no tiene precio.
Y como todo lo bueno dura poco, nuestro último día en la isla nos deleitará con lugares de gran belleza y con ejemplos de cómo naturaleza y arte pueden ir de la mano y crear espacios únicos.
Volvemos al norte de la isla, en este caso vamos a descubrir Jameos del Agua y Cueva de los Verdes. En esta última te sentirás como un explorador en un viaje al centro de la tierra… simplemente déjate sorprender… Desde aquí seguimos nuestro camino a Jameos del Agua, disfruta y diviértete recorriendo los distintos rincones, aprovecha para descubrir al “Jameito” y déjate envolver por la acústica excepcional de su auditorio.
Para comer te ofrecemos dos opciones: Órzola o Arrieta, donde podrás degustar en alguna terraza frente al mar el pescado fresco, las lapas y las papas arrugadas que te dejarán sin palabras. Y no hay mejor postre que un paseo por la playa con un buen baño en el mar.
Terminaremos la tarde adentrándonos en un cráter volcánico, nos ponemos rumbo al sur para descubrir en las inmediaciones de Masdache el Volcán del Cuervo. Aparca el coche y comienza a andar, déjate sorprender por el paisaje volcánico y el silencio que reina en la zona, pero sobretodo disfruta, disfruta de los colores en el interior del cráter, del sonido de los pájaros mientras cae la tarde, de la soledad que envuelve al paisaje y aprovecha para tumbarte y contemplar el cielo, conecta con tu lado más salvaje mientras sientes la naturaleza a tu alrededor.
Han sido 3 días intensos, y aun así te queda mucho Lanzarote por descubrir…
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