Lanzarote no es una isla de gran altitud, es más, su altura máxima es de 670 metros, por lo que eso influye tanto en la captación de humedad en cuanto a las formaciones nubosas como en las precipitaciones. Por tanto, se trata de una isla seca  y con pocas precipitaciones anuales que hacen que la flora que se da sea característica y diferente.

Además, es una isla cubierta de rocas volcánicas y en sus costas predominan las playas de arena fina. Aunque con estos antecedentes pudiéramos pensar que la isla carece de vegetación o que esta es prácticamente inexistente, no es así. La flora de Lanzarote está constituida por un variado número de especies que recorren la geografía insular. En la estación invernal es cuando las montañas de Lanzarote se cubre de un color verde poco habitual y que resulta muy llamativo. Al igual que en primavera cuando los campos se ven salpicados por las coloridas inflorescencias de las distintas flores que crecen en el campo lanzaroteño.

En Lanzarote es característica la aparición de hierbas y pedregales. Sin embargo, dentro de la flora existente hay una serie de plantas y líquenes que son propias de la isla y que fueron una parte importante en el desarrollo de la economía insular. Un ejemplo de ello es la orchilla, utilizada para la fabricación de tintas y la barrilla, destinada a la obtención de sosa cáustica.

En la isla se puede distinguir un primer piso de vegetación que normalmente está asociado a las zonas costeras, y que contiene especies que se adaptan fácilmente a las condiciones extremas de insolación y salinidad. Entre estas especies encontramos la aulaga, el mato y la uva de mar.

La Tabaiba dulce es un endemismo canario propio de las zonas más bajas y secas, que normalmente se encuentra en el segundo piso de vegetación con gran abundancia. Esta es una de las razones por la cual es el símbolo vegetal de la isla. En la zona norte de la isla, cerca del malpaís de la Corona se encuentra el principal Tabaibal de Lanzarote.

En el piso superior destaca la conocida Palmera Canaria. El principal palmeral de la isla se encuentra en Haría, pueblo conocido como  “Valle de las mil Palmeras”.

 

La flora de la isla está formada por 677 taxones de los cuales 16 son endemismo insulares, lo que supone 1,89 especies por cada 100 Km². Solamente en Timanfaya se han contabilizado 180 especies vegetales terrestres diferentes y los Riscos de Famara presentan una gran cantidad de especies endémicas. Algunas de las especies de flora más destacada son: la orchilla la barrilla, la aulaga majorera (una planta espinosa muy abundante), la tabaiba salvaje (que es venenosa), la tedera, la salvia de risco, la hierba de risco, el tomillo o el tarajal.

La realidad de la vegetación natural de la isla es que esta se encuentra muy alterada por la actividad humana, aunque es cierto que quedan representaciones del piso basal y en menor medida del bosque termófilo. En la zonas más altas en el pasado existieron más elementos del monteverde pero hoy en día son solamente testimoniales.

Como podemos ver, Lanzarote cuenta con una riqueza floral muy importante en cuanto a endemismos y es por ello que la isla es muy interesantes para los amantes de la botánica en particular.

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